Tuesday, December 05, 2006

Noviembre, mes de la redención: La volví a cagar y todo el jueves chillé como un cerdito hasta que el delirio se convirtió en una ofensa para los demás. Sí, ya conocen esa cancioncita del que se siente mal y jode a todos vendiendo su miseria. Por ratos está bien, después harta y da vergüenza. Debí de haberlo aprendido del maestro... aunque creo que lo aprendí tan bien que lo tenía que aplicar -aunque parezca que estoy diciendo cosas a lo estúpido, no es así- y fu así que reconocí que el karma me la aplicó a mí. Y ya, ya estuvo, ya pagué porque ya aprendí. No más enamorarse de anacoretas misántropos... no más.

Tengo que decir que hacía mucho tiempo que no me habían roto el corazoncito de tal forma. Me sentí como en la secundaria otra vez y me ví al espejo feita, feita...
Pero sentirse mal es vigorizante. Es como cortarle ramas a un arbol para que le vuelvan a salir hojas bonitas. A veces pierdo la noción de que en mí hay cosas buenas, eso es todo. Estoy en la etapa de recuperación donde mis cosas buenas las reconozco como sugerencia, tengo esperanzas en que la Navidad hará que broten de nuevo las cualidades. Procuraré que se queden la mayor parte del año y ya cuando se hagan cotidianas las volveré a cortar y volveré al caos. Me gusta saber que mi vida es toda una paradoja y es un eterno retorno de una parte a otra. Una vida armónica para mí reside en la reciprocidad de esas partes. No me puedo quejar de mi bipolaridad, podría ser peor.

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