Los fines de semana los paso donde mis papás. Como los lunes los tengo libres aprovecho y prolongo mi estadía en casa. Me ahorro el dinero para la comida y esas cosillas que uno no quiere comprar cuando vive solo.
La muchacha que hace la limpieza de la casa viene los lunes. Sí, la muchahca que insiste en que deberían de hacerme una limpia con un huevo para ver y contrarrestar a quién me hace mal de ojo, o qué se yo. Silvia, porque así se llama, tiene un hijo de 5 años que acaba de entrar a preprimaria en una escuela de gobierno. Desde antes ha sido evidente que al niño no le espera un futuro brillante pues sospechamos que tuvo sufrimiento fetal antes de nacer. Tal fue el daño que el niño no se movía mucho cuando era un bebé, tardó mucho tiempo en caminar y hasta hace poco no podía hablar -ahora balbucea algunos sonidos entendibles.
El caso es que en la escuelita de gobierno no le enseñan nada. Los niños se la pasan haciendo bolitas de papel estrasa y las pegan sin ton ni son en un cuaderno, o salen a regar las plantitas de la escuela.
El niño no está bien y su mamá no le hace mucho caso por ser ella de rancho; a veces no entiende las tareas que le dejan a su hijo de preescolar y tampoco tiene la disposición de enseñarle las vocales y los números porque el niño acabó con su maternal iniciativa de ayudarlo a hacer la tarea. El niño, aparte de todo, es un gordito mimado, voluntarioso y groserón que calla a su mamá diciéndole "cállate, cabrona"... Sí, el Angelito no sabrá pronunciar bien muchas palabras, pero fácilmente podrá defenderse del más alburero que habite en los barrios bajos del D.F., Cd. Neza y Chalco.
Dado el caso, me encomendaron la tarea de darle a Ángel Adolfo (en honor al Temerario mayor) una pequeña introducción a las nociones básicas del alfabeto y los números. Toca darle las clases los lunes. Puras planas... La semana anterior empezamos con las figuras geométricas y la letra "A".
Lo puse a hacer una plana decente y moderada de la letra "A", lo alentaba en sus trazos y lo halagaba cuando hacía las letras bonitas. Al final le pregunté qué letra era la que había hecho. Me dijo que la "F"... Cuando le dije que no, me respondió que era un "tángulo", o sea, un "triángulo". En cuanto el niño empezó a desvariar más, yo empecé a dudar de mi método didáctico. Recurrí a las revistas y a la identificación de las letras "A". Le preguntaba "¿Dónde está la letra A?" Ángel la señalaba y se equivocaba muy poco. Yo le decía que era muy inteligente. Al final le pregunté "¿Qué letra es ésta, Ángel?, obviamente yo señalaba una "A" mayúscula. Ángel me respondió: "¡Tángulo!"... Me rendí y le dije que se fuera a descansar porque seguramente ya estaba cansado. Me pagaron 50 pesos por el tiempo perdido.
El lunes siguiente Ángel se empeñaba en que la "A" no era "A", sino un triángulo o una "N"... Entonces lo puse a hacer tres hojas de planas sobre la letra A... Hizo la letra hasta que se cansó. Ésta vez no se atrevió a confundir a la letra con una figura geométrica. Después pasamos a la "E". Otra vez, planas y planas de la "E". Decidí que era bueno que el niño relacionara una imagen con la letra. Le dibujé un elefante en el cuaderno y le dije que era la letra "E" de "ELEFANTE". Como soy una institutriz muy bonachona, sólo le dejé hacer un cuarto de el total de planas que tiene que hacer para aprender la nueva letra. Al final, le volví a preguntar qué letra era la que había hecho en ésa plana. Ángel me respondió de golpe y porrazo "¡ELEFANTE!"... y yo sentí que me las orejas me sangraban... Nop sé si éste niño esté aprendiendo algo.
Éste lunes tengo que lograr que al final de la clase, Ángel me diga que aprendió la letra "E" y no la letra "ELEFANTE". No quiero saber qué va a pasar con la "I"... Hasta el momento no ha proferido ninguna palabrota respecto a mí. Ni modo, lo que hace uno por 50 pesos.
posted by Sofía @ 2:49 PM
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