Monday, September 25, 2006

1. Ya estoy al final y todo es absurdo. Que triste es ese todo: los besos pegajosos, la adoración inocente. Ya estoy sola: "Nadie a quién hablar/ a quién prometerse/ a quién culpar".

2. Yo era simpática, más allá de la dignidad. Quería pasar horas mirando sus afligidos ojos.

3. Mañana soy insignificante; vestiré ropa sencilla.

4. Abandonada a los desafíos de mis propios caprichos, ahora resulto ser el capricho de alguien más.

Saturday, September 09, 2006

Last week was an unpleasant evaluation of characters. Patience was against energy, and it was hard to keep sensitive towards others' needs. Because nobody has been sensitive with mine ever since I denayed, apparently not only to myself but to the other, to reckon something that I`m not, you see.

Como dije en el otro blog, ya no he tenido muchas experiencias que resuenen por su manera dichosa de hacerse evidentes.
En cambio, puedo decir que he visitado lugares que por su solemnidad y sosiego resultan un tanto elegantes: lo que en la universidad usamos a manera de hospital y el consultorio de un terapeuta. Por supuesto, las calles que rodean al nuevo lugar donde vivo que por causa del clima diario están mojadas también son elegantes. Llegar temprano a clase y ser cumplida siempre dota a las personas de cierta distinción.

En realidad ahora vivo en una recámara nueva. Ordenada de tan vacía.
En realidad ahora vivo en una recámara nueva y tengo un nuevo novio. Vacío de tan ordenado.
En realidad me siento extraña porque no tengo nada que sea mío. Pero si me alejo de eso que no me pertenece me encuentro con una vida onerosa. Así que tengo que huir y esperar poder ser indiferente.
Siento mucha nostalgia por cosas que ahora ya no tengo. Por los apapachos y por mis gatos. Por lo que yo pedí que dejara de ser. Por la crueldad que antes me parecía un atractivo juego.

Era esto o leer a Sylvia Plath

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba;
y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía:
pues entre llanto, que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste de rigores, mi bien baste:
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu quietud constante
con sombras necias, con idilios vanos,
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.

De hecho, ni siquiera lo leí pues lo sé de memoria.